Tras el primer BlackShark del año pasado, la empresa en la que participa activamente Xiaomi acaba de poner en el mercado un nuevo BlackShark 2.
Este nuevo smartphone de corte gaming llega renovado principalmente en el interior, con la esperanza de conquistar no solo a quien quiere un smartphone para jugar sino al consumidor que busca un equipo completo. ya lo hemos probado.
El nuevo BlackShark 2 ya se puede encontrar en el mercado europeo a un precio a partir de 549 euros. Es la versión con 8 GB de memoria RAM y 128 GB de memoria interna.
El ?toque Xiaomi? en lo que respecta a la impresionante relación calidad/precio salta a la vista con su ficha técnica:
Black Shark 2 | |
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Pantalla | 6,39 pulgadas AMOLED 1.080 x 2.340 px, 403 ppp |
Procesador | Snapdragon 855 |
Memoria RAM | 8 / 12 GB |
Almacenamiento | 128 / 256 GB |
Sistema operativo | Android 9 Pie |
Cámaras traseras | 12 MP f/1.75 + 12 MP f/2.2 |
Cámara frontal | 20 MP f/2.0 |
Batería | 4.000 mAh + carga rápida 27 W |
Conectividad | Wi-Fi 802.11 a/b/g/n/ac, WiFi Dual, Bluetooth 5.0 |
Otros | USB tipo C 2.0, soporte aptX |
Dimensiones | 163 x 75 x 8,77 milímetros |
Precio | Desde 549 euros |
Para quien piense que esas cifras brutas se le quedan algo cortas todavía, por 649 euros podemos optar a una auténtica bestia con 12 GB de RAM y 256 GB de memoria interna.
El Black Shark 2 no ha renunciado a su identidad como terminal gaming, algo que vende, pero ha realizado una serie de retoques en general bastante acertados. Sus dimensiones se han contenido algo más, especialmente en grosor.
En mano esa reducción del grosor se agradece. También el que la trasera contenga menos aristas facilita transmitir más comodidad al usar el terminal en el día a día. Pese a ello, el BlackShark 2 me ha parecido un teléfono que resbala con mucha facilidad de las manos si no llevas cuidado, en parte por los elementos con acabado en cristal.
El Black Shark 2 también es un teléfono más pesado que la media de la gama alta en este margen de diagonal de pantalla. El equipo se va por encima de los 200 gramos y queda además ligeramente desequilibrado por un peso mayor de la parte superior.
El grosor también es todavía algo mayor de lo que nos gustaría, pero hay que tener en cuenta el sistema de refrigeración líquida que el Black Shark 2 incluye para mantener controladas las temperaturas de los componentes, a los cuales les vamos a exigir durante sesiones a priori más intensas que las de otros terminales del mercado.
Pese a ese grosor cercano a los 9 mm, el Black Shark 2 sigue negando un puerto de auriculares, algo que como ya comentamos en el análisis de la generación anterior, es un sacrificio que en un terminal gaming se entiende todavía menos.
Además, la mejora que anuncia el fabricante en sus altavoces no es tal, y aunque tenemos un sonido estéreo potente, éste carece de la calidad que esperaríamos por su precio. Distorsiona con facilidad y tampoco puede presumir de buenos graves.
El toque gaming del Black Shark 2 sigue estando presente en forma de un logo "S" en la parte trasera que se ilumina cuando tenemos el terminal activo (se puede activar o desactivar, así como elegir patrón e incluso el esquema de colores, que puede ser monocromático o policromático pero cuya elección final del tono queda de manos del propio terminal).
También encontramos unas bandas LED situadas en cada marco lateral del equipo. Para ellas podemos establecer unos patrones de intermitencia al iluminarse. Su uso es más polivalente, pudiendo activar y configurar varios escenarios asociados a cuando jugamos, escuchamos música, alarmas, mensajería o entrada de llamadas de determinados contactos.
De los elementos físicos del diseño del Xiaomi Black Shark 2 hay que mencionar el botón de acceso directo al modo de juego de este teléfono, así como el paso de la bandeja para la nano SIM a la parte inferior del marco, justo al lado del puerto USB-C de carga.
Por último, del frontal del Black Shark llama también la atención la ausencia de una muesca. Muy extraño en un modelo que llega en pleno 2019.
En este terminal se mantienen los marcos superior e inferior, lo que nos deja un par de centímetros extra en la longitud del teléfono y que el fabricante ha aprovechado para colocar dos altavoces frontales, pero integrados como una pequeña muesca en los marcos más que en el frontal como tal.
Contar con una pantalla de diagonal considerable es algo que un jugador agradece por muy pequeña que sea esa ganancia. En el Black Shark 2 estamos ganando casi media pulgada respecto a la primera generación. Pasamos de 5,99 a 6,39 pulgadas gracias a que el lector de huellas queda integrado en la propia pantalla.
La idea detrás de este lector bajo la pantalla es la misma que hemos conocido ya en otros muchos terminales del mercado. Pero la implementación que hace este Xiaomi Black Shark 2 queda algo alejada en su comportamiento.
La zona de detección de huellas está situada en una buena posición y para visualizarla solo hay que hacer doble toque sobre la pantalla, levantar el terminal o que esté activo. Para la identificación el sistema ilumina toda la pantalla, lo que produce un efecto flash importante de noche.
Sin embargo el funcionamiento en esos días de prueba no me ha convencido demasiado. La detección es más lenta que en modelos como el OnePlus 6T o el reciente Huawei P30, y además me ha fallado de manera más frecuente. Ahí tiene el Black Shark 2 margen importante de mejora.
Todo lo contrario ocurre con el sistema de detección facial. Es rápido, muy rápido en realidad, pero solo en condiciones ideales. Con luz intensa, contraluces, gorras o gafas de sol la identificación ya no es inmediata y suele dar muchos errores. Respecto a la inseguridad del sistema, he probado con fotos mías y no he podido engañar al sistema.
El gran rival de Black Shark en el mercado de los smartphones para gaming es el Razer Phone 2 básicamente por su pantalla a 120 Hz. Muchos esperábamos que este nuevo Black Shark 2 estrenara un panel con similares características o al menos uno de 90 Hz como tiene el ROG Phone de ASUS. Pero por ahora no parece la prioridad de la empresa participada por Xiaomi.
La pantalla del Black Shark 2 mantiene los 60 fps aunque trae novedades que compensan en parte ese no salto a más frecuencia de refresco.
Para empezar hay que hablar de un panel que pasa a ser AMOLED, fabricado por Samsung y con una diagonal de 6,39 pulgadas. Con relación de aspecto de 19.5:9, ofrece una resolución de 1080x2340 píxeles.
Esas cifras nos abocan a una densidad de 400 ppp, bastante por debajo de los paneles de referencia del mercado, pero un compromiso a priori interesante si los esfuerzos que llegan en otros aspectos del panel nos ofrecen una experiencia satisfactoria.
El panel tiene un brillo bastante alto, el cual conviene mantener siempre gestionado por el sistema de control de brillo automático, aunque no hayamos acabado contentos con él. No es le más veloz del mercado pero además mantiene el nivel de brillo tanto en interiores como en exteriores por debajo de lo que nos resulta cómodo y adecuado. En más ocasiones de las que querríamos hay que tirar de ajuste manual para tener una experiencia satisfactoria.
En el modo juego, del que hablaremos más adelante en detalle, podemos bloquear ese ajuste automático del brillo. En exteriores, el panel AMOLED del Black Shark 2 cumple sin más. Es visible incluso con luz intensa, pero tiene margen de mejora.
La pantalla, que admite conversión HDR cuando reproducimos vídeo, ofrece un equilibrio en casi todos los apartados relacionados con la calidad de imagen, desde la reproducción del color hasta los ángulos de visión.
Black Shark admite una serie de personalizaciones de la experiencia con la pantalla. Podemos configurar un modo cine, que es el predeterminado y recomendado por nosotros, uno natural (algo menos saturado) y un tercero que llaman de cuidado ocular (filtrado de luz azul). En los tres puede variarse el tono a más cálido o frío.
Otros ajustes de la pantalla tiene que ver con el modo de luz nocturna, la pantalla ambiente (solo admite decidir si queremos que se active la pantalla con nuevas notificaciones o no) y los ajustes de Modo HDR Vídeo o Modo Supercine. En el caso del modo HDR, no lo aconsejo nada. Los vídeos quedan muy poco naturales y la reproducción de color pierde toda la fidelidad.
El énfasis del Black Shark 2 para con la pantalla está del lado de la respuesta táctil. Subiendo la frecuencia de muestreo del panel a 240 Hz dicen haber reducido la latencia del panel por debajo de 44 ms. Efectivamente la respuesta del panel del Black Shark 2 es muy rápida y certera, pero nada diferente de lo que experimentamos en terminales de este precio.
Otro truco que añade el Black Shark 2 a su pantalla es el Master Touch, una especie de zonas sensibles a diferentes presiones las cuales podemos regular y que, según el juego compatible, podemos asociar a alguna función concreta. Por ahora no son muchos los que lo admiten ni la utilidad que le dan. De hecho la respuesta es algo tosca y con sensación extraña. Mucho mejor implementado está el motor de vibración para cuando estamos jugando.
En un terminal de nivel es evidente que el usuario espera un avance de potencia de año a año. Imaginaos en un smartphone cuyo objetivo es convencernos para jugar con él de manera seria.
El Black Shark 2 cumple con esa máxima y en su configuración interna da un paso adelante contundente. No solo se acoge al potente Snapdragon 855 de última generación sino que mejora la RAM hasta llegar a los 8 e incluso 12 GB, según la configuración.
Para el almacenamiento partimos de una memoria interna de 128 GB, pero disponemos de versiones con 256 GB. En este tipo de dispositivos donde vamos a querer instalar juegos de nivel y con un espacio en memoria interna necesario muy considerable, disponer de al menos 128 GB de memoria interna es imprescindible.
El modelo que hemos probado en Xataka se queda en 8 GB de RAM, y pese a ello, ofrece uno de los mejores rendimientos en la actualidad:
No hay concesiones a nivel de fluidez del sistema, prácticamente nativo, en el día a día ni tampoco cuando queremos jugar y que el terminal ofrezca lo máximo posible.
Tan impresionante como el rendimiento resulta el sistema de refrigeración, crítico en un terminal gaming. La exigencia a la que previsiblemente vamos a someter a los componentes internos del equipo requieren de estos esfuerzos que otros fabricantes como ASUS también están implementando en sus smartphones para jugar.
El sistema del Black Shark es una evolución del que integraba el modelo del año pasado. Cuenta con una placa de refrigeración de gran tamaño que abarca la totalidad de los componentes internos del smartphone, a los que proporciona contacto directo y cobertura con refrigerante líquido.
Ese esfuerzo se traslada directamente a la experiencia de usuario. Las sesiones de varias horas de juego efectivamente hacen subir la temperatura de los componentes y el propio terminal, pero el Black Shark 2 es perfectamente manejable, no ha sufrido de parones ni habría que temer por ello.
Incluso en pruebas muy intensas con descarga de más de 10 GB de datos en segundo plano mientras jugábamos a títulos muy exigentes, apreciábamos el calentamiento de la carcasa en su parte superior pero lejos de lo que cualquier otro teléfono en las mismas circunstancias hubiera sido probablemente crítico.
El punto crítico de tener entre manos un smartphone donde lo que buscamos en primer lugar es poder exprimir al máximo su potencia bruta es lógicamente la batería.
Cuando en un equipo tratamos de reducir el consumo, el rendimiento suele ser de los parámetros que se limitan bastante. Para evitar en lo posible este escenario, el BlackShark 2 recurre a una capacidad de batería considerable (4000 mAh) aunque nada fuera de lo común para su tamaño y diagonal de pantalla.
Con ese punto de partida y las habituales pruebas de autonomía en escenarios reales, el Black Shark 2 ha cumplido con lo esperado. Haciendo un uso intensivo del terminal, con redes sociales, música, correos y vídeos, alcanzar el final del día no presenta problema alguno. Contad con unas 18-19 horas de uso, de las cuales unas 8-9 eran de pantalla.
Esas cifras se rebajaban algo los días en que el juego con el terminal era más intenso. Con una media de 3 horas de juego a títulos exigentes y primando brillo de pantalla y rendimiento, la autonomía bajaba a las 14 horas de media, pero todavía con más de 7 horas de pantalla.
Para la carga se dispone de un cargador de serie de 27 W, compatible con carga rápida (el 50% lo conseguía en 38 minutos, completando la carga en 106 minutos) pero más interesante resulta el hecho de que es capaz de mantener la carga del terminal, a menor ritmo lógicamente, mientras jugamos, algo que no muchos cargadores de serie pueden decir.
El Black Shark 2 llega al mercado con la personalización JOYUI sobre Android 9, el cual permanece intacto salvo por la parte destinada al juego. Todo lo demás, desde apariencia hasta software instalado, es como un Android de serie. Quienes busquen precisamente esa pureza en el sistema operativo están de enhorabuena.