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Me he comprado un NAS para dejar de depender de Google Photos y Dropbox: configuración paso a paso


Me he comprado un NAS para dejar de depender de Google Photos y Dropbox: configuración paso a paso

2020 fue un año muy movido en lo tecnológico. La pandemia hizo que empresas tecnológicas como Zoom triunfaran de un día para otro con fortísimas subidas en bolsa mientras que el resto del mercado se hundía. Sin embargo, si hay una noticia relevante a nivel tecnológico que define el 2020, curiosamente no tiene mucho que ver con la pandemia: Google Fotos dejará de ser gratis en junio de 2021.

Este movimiento de Google fue, para mí, el aleteo de una mariposa en mi status quo digital. A lo largo de los años había ido creándome un ecosistema de servicios en la nube y offline para tener mis datos a buen recaudo, pero este movimiento de Google hizo que me replanteara todo. Tanto que he decidido sustituir estos servicios por un NAS, un dispositivo en red que almacene todos mis datos: una nube privada.

Mi escenario antes del NAS

Antes del anuncio de Google Fotos tenía un verdadero follón de mis datos digitales. Y el motivo era, como no, la historia. Igual que la historia hace que sigan existiendo las motos a pesar de lo peligrosas que son para sus pasajeros o que en EEUU siga siendo legal comprar armas, la historia justificaba mi caos digital (o al menos tranquilizaba mi conciencia).

Hace como diez años que me regalaron una Raspberry Pi. Después de trastear un poco con ella decidí usarla como media center. Para ello le instalé una distribución de GNU/Linux con Kodi y le conecté un disco duro de 1 TB, que acabó evolucionando con los años a 3 TB.

La idea inicial era usarlo no solo como media center sino también como repositorio para copias de seguridad. Sin embargo era algo incómodo, lo intenté con rsync, samba, etc. pero al final había que hacer tareas de forma manual, tenía también datos importantes en el móvil (¡las fotos!) y al final quedó exclusivamente para media center.

Por el camino apareció Dropbox, que permitía tener un repositorio para datos en la nube y además permitía hacer un backup automático para fotos desde el móvil. Estaba muy bien e hice todos los trucos necesarios para tener más de los 2 GB que venían de forma gratuita. Sin embargo el almacenamiento se acabó llenando y empecé a pagar (primero 100 euros al año, pero luego lo subieron a 120 euros al año).




Al final convivía con tres ecosistemas distintos: la Raspberry Pi para películas y series, Dropbox para datos y Google Fotos para fotos y vídeos

Ya que pagaba y tenía 2 TB de espacio lo empecé a usar de forma bastante frecuente para backup de datos importantes, no solo para las fotos. El PC se podía sincronizar con una aplicación sencilla y proporcionaba la ventaja de poder acceder a esos datos desde el móvil, el tablet u otro PC. Era realmente cómodo.

Entonces llegó Google Fotos, con su increíble aplicación para el móvil. Esta proporcionaba también backup de fotos pero sobre todo una aplicación móvil para usarlas. En Dropbox la subida automática era limitada, permitía hacer backups, sí, pero no visualizar las fotos y compartirlas como con Google. Y lo que es mejor, Google Fotos llegó con almacenamiento ilimitado gratuito (con una pérdida despreciable de calidad).

Al final convivía con tres ecosistemas distintos: la Raspberry Pi para películas y series, Dropbox para datos y Google Fotos para fotos y vídeos. Y convivían en un equilibro estable, sin incidentes. Pero entonces Google decidió acabar con la gratuidad.

Pagar cada vez más por mi status quo

Al empezar a a cobrar por almacenamiento Google estaba poniéndome otra vez en una situación por la que ya había pasado: cuando Dropbox decidió subir el precio de 100 a 120 euros ya me planteé cambiar cosas, pero o no investigué suficiente o no tenía ánimos para hacer cambios en aquel momento.

Y, de hecho, cuando Google anunció el fin de la gratuidad, me planteé pagar. Al final los 100 GB de Google cuestan 20 euros al año, no es mucho, que además podría compartir con mi mujer con la cuenta familiar. Pero estoy seguro de que esos 100 GB se acabarían quedando cortos; y quizá Dropbox podría subir precios otra vez. Entonces lo lógico sería migrar todo a Google. Es decir, los cambios que no quise acometer en el pasado iban a llegar quisera o no. Es entonces cuando escuché un podcast sobre los NAS y me abrió los ojos.

Un NAS es un pequeño ordenador en red con capacidad para alojar internamente varios discos duros. Originalmente estaban muy pensados para tener datos, pero en la actualidad ofrecen muchos servicios: media center para películas y series, servicio de música en la nube (privada), realizar descargas por torrent, servicio de fotos, instalación de aplicaciones de terceros... Era precisamente lo que necesitaba.

¿Qué NAS elegir?

Como hemos comentado, un NAS no es solo almacenamiento así que a la hora de elegir uno debía adaptarse a mis necesidades. Por un lado tenía que sustituir a mi Raspberry Pi, es decir, actuar de media center pero también gestionar las descargas. Por otro tenía que servir de backup del ordenador. Y por último, gestionar las fotos. Y por supuesto que tuviera aplicaciones para el móvil.

Aunque hay muchas marcas de NAS, muchas se centran en la parte de backups. Hay dos destacan por su calidad y los múltiples frentes que pretenden cubrir: Synology y QNAP.

Algunos dicen que QNAP es el Microsoft de los NAS, por su versatilidad, y que Synology es el Apple, por sus acabados. Mirando las comparativas efectivamente QNAP ofrece un poco más por el mismo precio y su ecosistema permite configurar más allá que en Synology, pero realmente yo no quería nada que se saliera de lo anterior.

Examinando bien los dos me gustó más Synology por sistema operativo, más sencillo de usar y con aplicaciones móviles que parecen más depuradas. Rápidamente me centré en esta marca.

Lo primero destacable es que el NAS tenía que cubrir el principal uso por el que no me quedaba solo con Dropbox: la aplicación de fotos. Y en este caso Synology acababa de lanzar una nueva aplicación, Synology Photos, que aunaba dos aplicaciones anteriores (Moments y Photo Station). Synology Photos permite, al igual que con Google Fotos, tener un aplicación en el móvil y en el escritorio (vía web) con todas las fotos, subida automática, crear álbumes, reconocimiento de caras, etc. La única pega es que esta nueva aplicación está solo disponible para la versión beta del sistema operativo, pero volveremos a eso más adelante.

Una vez tomada la decisión de la marca a considerar había que elegir modelo, ya que hay muchos. Para un entorno doméstico lo normal es centrarse en los NAS de dos bahías, ya que son más económicos y no estamos en un entorno profesional donde hay que ampliar capacidad de forma habitual.

DS220

Dentro de los modelos de dos bahías hay unas cuantas opciones, pero yo quería una versión suficientemente potente para hacer transcoding de vídeo (por ejemplo, si lo uso de media center para ver películas en el móvil, en lugar de transmitirlas en 4K las puede mandar en 720 para ahorrar datos). También quería tener soporte para docker, ya que así permite instalarse múltiples aplicaciones para GNU/Linux. Eso sí, la versión de docker es algo antigua, esperemos que la actualicen pronto porque algunos paquetes empiezan a dar problemas. El NAS de Synology que cumplía todos los requisitos es el DS200 .

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Fecha: 04-04-21
Categoría: Articulo

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